La vida es un poco
como acercarse
al mostrador de un garito
y susurrarle al oído
de la camarera:
—me beberé tus lágrimas
cuando cuelguen
de esos ojos que me miran,
pero de momento
me conformo
con un gintonic de Saphire...
y que ella te sonría
mientras extiende la mano
hacia una botella de garrafón.