11/1/10

LLUVIA FINA

A veces
–en el mejor de los casos–
sólo pienso en ti
dos veces al día.
Una por la noche, cuando el frío me obliga
a cerrar las persianas al mundo
y creo poder odiarte
por esta letanía de instantes
sin tener noticias de tu cuerpo.

La otra llega al despertar.
Cuando –como si eso también te perteneciera–
decides expropiarme el primer
pensamiento del día, y entonces
yo me doy cuenta
de que si algún día te odio es sólo porque antes
me has permitido amarte.
Y eso, claro,
me acuchilla como una fina lluvia en primavera.