30/8/11

Paja


Como un nido
deshecho
por el viento,
que la tempestad
ha devuelto al suelo
en fragmentos descosidos
de simple paja y nada más.
Así, el hogar donde nací.
Lo que queda de él.
Apenas nada. Apenas
trece versos flacos
para un poema con alas
que no sabe volar.

27/8/11

Nagodoieski dixit


Yo quise morir y no hubo manera.
Probé con la cuchilla
pero me faltó estómago
al segundo tajo.

Lo intenté después con orfidal
y, aunque ahí sí que lo tuve,
luego me lo lavaron y en cuarentena
me dejaron las benzodiazepinas.

Yo quise morir y no hubo manera.
Incluso escribí una de esas cartas
que se dejan para no esperar respuesta.
Por ahí debe estar en algún cajón
junto a las demás facturas.

Yo me quise morir
pero me faltaron pelotas
porque lo cierto es que solo se matan
los que en verdad quieren hacerlo.

Espero no tener la misma suerte
ahora que lo que quiero es ser feliz.

(de R. Nagodoieski, alter ego de quien amuebla esta espera)

25/8/11

Alzheimer


Mi abuelo va camino de hacerse joven.
Muchos recuerdos los ha olvidado
y los que le quedan
simplemente no existieron
así que le da lo mismo recordarlos
o no.
Mi abuelo va camino de hacerse joven.
Ahora se caga
y se mea encima de los pañales
sin dominio ninguno sobre sus esfínteres
y duerme con la luz encendida
y algunas noches se despierta llorando
por pesadillas absurdas que lo atormentan.
Estoy seguro de que él no lo sabe
pero si fuera capaz de ver lo que los demás ven
y de entender lo que los demás entienden
mi abuelo
hacía tiempo que habría elegido ya una muerte
en concreto.
Una que le sentara especialmente bien.
Estoy seguro de que hacía tiempo
que el buen hombre se habría quitado
de en medio.

17/8/11

Un reloj


Desde aquella paliza que me diste
el día que cumplí los siete años,
no me regalabas nada.
                                    Supongo
que lo que tengo que hacer ahora
es darte las gracias, Papá.
Pero, verás, el minutero no funciona
y la manilla de los segundos se atasca
siempre a menos cuarto.
El caso es que es un reloj bonito.
De bolsillo. De cuerda.
Con su cadena cromada para atar en la hebilla.
Así que te daré las gracias.
                                           Porque
a pesar de las palizas
y los reproches
y los relojes estropeados
y las cosas horribles que le hiciste
al niño que todavía soy
fuiste, eres y serás siempre mi padre.
Y eso no lo podrán cambiar
ni todos los poemas del mundo juntos.
Eres mi padre
a pesar de tus fracasos
y de las trampas que yo te tendí
para que no lo lograras.
Y así seguirá siendo
incluso después de haberle dicho
a tu tumba
que te quise incondicionalmente.

Así que eso.
Gracias.

P.D:
Que no funcione es lo de menos.
Tú ya me regalaste el tiempo
hace treinta y una primaveras.

16/8/11

Hay un borracho suelto por las calles de Cáceres


Parece inglés pero no lo es.
Parece feliz
pero tampoco.
Va tocado con un sombrero de fieltro azul,
tambaleándose
de lado a lado sobre adoquines pulidos
del caminar de otras suelas
y de otros siglos,
y cada vez que se cruza con una mujer
se destoca y dice:
—Samsa el Sucio para servirla…
Hay un borracho suelto por las calles de Cáceres
que podría amarlas a todas
de tener ganas
y estómago
de amarse a sí mismo antes,
que es inofensivo
a pesar de usar algunos odios
como usa el alcohol y las drogas,
como usa los cuerpos y el tiempo.
Inofensivo
a pesar de la opinel en el bolsillo
no sea que venga la muerte a llevárselo
antes de lo acordado.
Hay un borracho suelto por las calles de Cáceres
que aprende sin prisa a amar y ser idiota,
que se ríe solo de pensar
que hay ciertos escotes que deberían ser
patrimonio de la humanidad.

9/8/11

Tengo más puntos en la cabeza
que en el permiso de circulación


Estoy en medio de ningún dónde
y voy hacia ninguna parte
sin ningún tipo de prisa además
por llegar.
El señor Barber
me está escupiendo en los oídos
aullidos de vieja trompeta
mientras el asfalto se desliza
bajo mi pequeño pero curioso culo.
A mi alrededor solo hay campos
y dehesas de encina vieja
y un dios inclemente vomitando
fuego allí arriba.
Así es fácil
tomar decisiones importantes
del tipo:
no tengo la menor intención
de morirme
en esta vida.
La menor intención
y no lo pienso hacer,
además.

8/8/11

Llevo tiempo
buscando algo tan bonito
como lo fue
chapotear
entre tus piernas.

4/8/11

El típico tren que pasa y tú te subes
o te quedas en el andén mirando cómo se aleja


No tengo más verdades que la intuición.
Mis certezas se construyen sobre simples sospechas,
y si me preguntaras por qué
no sabría responderte a muchas de las cosas que hago.
Pero no tengo intención de cambiar nada.
Hasta ahora me ha funcionado bien.
Al ojo de mi intuición
de momento no le han puesto gafas.

3/8/11

Cuerda

Dicen que el lugar del que vengo
tiene la forma de un ombligo
y que no me preocupe
si a mis relojes
no basta solo con darles cuerda.
Pero a veces no lo puedo evitar
y me aburro
de esperar a que el pasado llegue
mientras intento recordar mi futuro
y miro la hora
no sea que se me haga pronto.

2/8/11

Hay un murmullo de ombligos a mi alrededor

y la única manera que tengo de lograr aplacarlo
es hundiendo
mi hocico
entre tus muslos
y devorarte como una hiena
hasta arrancarte
el último de los gemidos

que las demás bestias
dejaran para mí.

1/8/11

frontera

se me oxidan los límites
de tanta lluvia y tanta lágrima que les cae encima.
ennegrecen
se ensucian de machas negras
como las manos temblorosas de un anciano.

me comprendo construido a base de límites.

son islas que se tienden la mano
para no alejarse mucho las unas de las otras
urdiendo un frágil tejido sólido
e invisible
al estilo de las mallas turcas.

islas de playas desiertas
adonde acudo cada tarde cuando decido drogarme
y sentarme a escribir
por unánime unanimidad.

lo que hago es palparme los contornos de la piel que habito.

y acabar en la entrepierna
con una polla que no es la mía
ordeñándome los gemidos

en estrofas de pocos versos.


(dedicado a Julián Martín, que me hace ver donde no me veo)