28/3/11

el destierro de Samsa el Sucio

Haz lo que quieras con lo demás

no me preocupa lo más mínimo su destino
ni el contenedor en el que acaben,
pero cuida de mis secretos

los vestí con palabras solo para contártelos
a ti

no los olvides
y ante todo
no los violes,
o tendré que regresar

y destruirte.

27/3/11

PEQUEÑA FLEXIÓN EN CLAVE DE RE (invierno)

Mi amigo Julián es un poeta pero él no lo sabe. Uno cojonudo, además. El otro día dejó escrito en la mesa de mi estudio lo que sigue:

Invierno
que huyes
buscando
nuevos veranos
que devorar

24/3/11

ME SIENTO

en el paraíso soñado
del infierno de siempre

20/3/11

LOGOS DEL DÍA

(él)


—parecías raro ayer.
—lo estaba.
—¿qué pasó?
—nada. Supongo que te vi con él y me celé.

17/3/11

"siempre no se puede llegar a tiempo"

A Itziar Mínguez Arnáiz,
por la generosa y sencilla
precisión de sus palabras




Estoy en ese punto
en que si me lo planteo
puedo encontrar
las palabras más precisas
para decir
te quiero,
aunque tú no lo hagas.

Podría, créeme,
pero se está muy bien así:

dándole a las cosas
la justa importancia,
no preocupándome
más de la cuenta,
alzando el vuelo sobre el mundo
a lomos del dragón que fui.

Aprendiendo, en definitiva,
a reírme de mis fracasos.

Aprendiendo a ser feliz.

14/3/11

Cierra los ojos.

Visualiza tu estómago
tu hígado
tus riñones
tu páncreas

el aire entrando en los pulmones
la sangre fluyendo por tus venas
el incierto palpitar de tu corazón…

Insistes en lo contrario
pero eso es lo que eres.

Eso y nada más.

13/3/11

EL GUIÓN

Las cosas no pasan porque sí.
Bajo la tramoya de los días se esconde algo,
alguien;
un apuntador que dirige esta irreverente puesta en escena
que es muchas veces la vida.
El destino de los hombres está escrito en alguna parte.
La clave está en dejarse llevar, no resistirse
al movimiento de las olas,
a los caprichos de la marea.

Acabar ahogado tarde o temprano.

11/3/11

CC.SS (III)

Coincidiendo con el final de la Primera Guerra Mundial, nacieron en Europa un buen puñado de democracias liberales. Su campo de cultivo en muchos casos fueron países que carecían totalmente de tradición democrática al respecto. Naciones, como Checoslovaquia, fueron inventadas ad hoc. Viejos imperios autocráticos cambiaron la pompa y circunstancia por el derecho constitucional. Por vez primera en la Historia, la democracia llegaba incluso a aquellos que no la sabían leer, mucho menos comprender.

El resultado, como todo el mundo sabe, fue un desastre. La depresión de los años treinta las barrió del mapa a la primera de cambio, y en su lugar surgieron los totalitarismos más aberrantes que el ser humano ha logrado pergeñar. Menos de una década después, el mundo volvía a sumergirse en el pandemónium de la ira y la venganza hasta casi demoler las viejas entrañas de sus cimientos.

Algo parecido está comenzando a pasar en el mal llamado mundo árabe. Pero esto ya lo dijo antes Ángel González. Con mucha más gracia, además:

Nada es lo mismo, nada
permanece.
Menos
la Historia y la morcilla de mi tierra:

se hacen las dos con sangre, se repiten.

DEFORMACIÓN PROFESIONAL

Terremoto en Japón

Ocho
con nueve
en la escala de Richter

8,9

Notable alto
casi sobresaliente.

7/3/11

emocionalmente autónomo
autómata emocional

6/3/11

a Rubén y Tato,
mis camellos



Cuando estoy bien,
la música me entra en vena
como la aguja de un basuco.

5/3/11

Temo y necesito a la gente

porque sé
que solo perduraré
en la memoria
de unos pocos.

Soy un peregrino

vivir es hoy
mi única exigencia.

3/3/11

Para ti, Esther


Fumarme un cigarrillo
cada mañana al despertar

poder sonreírle a las chicas
cuando me cruzo con ellas
por el pasillo

reír hasta hartarme
hasta que se me agriete la cara de arrugas

entrar en las clases como
Peter Pan en la tierra de Nunca Jamás

alguna que otra noche emborracharme
de licor o de besos o de música

o de todas esas cosas a la vez
mientras contemplo la tristeza del mundo
como se contempla una bestia encerrada en una jaula

y vivir lo justo
ni mucho ni poco

lo justo
para que entre medias le dé tiempo a sonar
al bolero de Ravel.

LA MAÑANA, de Grieg

La cajera de un supermercado sale y grita:
¡señora, ha olvidado el pescado!—
La mujer se gira apuradamente y
enrojecida
le da las gracias.

No muy lejos,
al otro lado de la calle,
un hombre exhala densas bocanas de humo
en una esquina
mientras espera a que llegue el autobús.

Cerca,
dos ancianos se demoran en la cuesta que sube hacia sus casas,
llevan en la mano sendas bolsas de plástico
donde se adivinan piezas de fruta,
un paquete de azúcar y varios briks de leche desnatada.

La mañana es agradable.
Soleada
sin ser calurosa.
Los pardales revolotean en círculo
sobre los tejados de los edificios,
confundiéndose entre vencejos y tórtolas,
entre el crotoreo de las cigüeñas.

Manadas de ciclistas se lanzan al asfalto
esquivando los pocos vehículos que a estas horas transitan la ciudad.

El autobús pasa
y el hombre que fumaba en la esquina da una última calada
y tira el cigarrillo al suelo, pero no lo pisa.
Luego sube en él y desaparece.

Amantes trasnochados salen de casas
que no son suyas
con medias sonrisas de satisfacción en la cara.
Están cansados pero no tienen sueño,
simplemente se niegan a que termine una noche
a la que ya no saben emparejar con qué día.
Caminan despacio por la acera,
la mirada gacha,
paladeando una victoria que no tardarán en olvidar.

Madres primerizas
sacan a sus críos a que la brisa de la mañana avente sus lampiños rostros.
Sus maridos caminan unos metros por detrás,
devoran con avidez
periódicos que despliegan con inusitada destreza
mientras llevan en la otra mano los detritos de su familia.

Dos gatos carroñan entre los contenedores
los bordes de pizza que nadie quiere,
cuando llega el hombre y los espanta
empleando berridos de hiena en celo.

Mientras,
en la acera de enfrente,
un perro con liendres salpica de orín
el neumático de una furgoneta aparcada
en doble fila
de la que un hombre vestido con un mono blanco
saca cruasanes de chocolate y barras de pan.

Y,
en medio de todo esto,
un hombre que observa en silencio
cómo el mundo va llenándose de vida,
mientras se pregunta
en qué condenado momento
se vacío el suyo.

1/3/11

CONFESIONES EN EL DESTIERRO

He despreciado mi primer apellido
solo por ti,
madre.
Solo por hacerte daño.