Yo no estoy aquí.
Yo ya me he ido.
Soy otro ser
diferente.
Mi propio hijo,
tal vez.
Pero desde luego
yo no.
Yo marché ya.
A otra parte.
Lo que hay aquí
son las
escorias
de un metal acendrado,
de un metal que
se oxida
cuando llueve
como todos los demás.