10/4/10

PRIMAVERA

Tengo un reloj que marca las horas equivocadas
y una ventana abierta
por donde se destila el latir del mundo.
Veo cómo el calor parchea
rastros de nieve en la montaña,
cómo desnuda lentamente a las mujeres
igual que el amante de los otoños.
El brillo del cielo es un azulejo de iznik
aún joven y tenue y apenas sucio de pellejos blancos.
El tiempo pasa
pero sus horas no son equivocadas
mientras juego a hacerle el amor y la guerra a las palabras
mientras esta canica de agua y tierra sigue girando
como un derviche
enloquecido.