8/6/10

PEQUEÑA FLEXIÓN EN CLAVE DE RE (nadie, ni yo mismo)

Creo que siempre me he empeñado en buscar la felicidad en los lugares equivocados:

en el fondo de una botella de ginebra, entre las páginas de un libro, en el vientre de un tugurio atestado de gente, en el más absoluto y cautivador ostracismo,

y siempre, como en una suerte de burda magia negra,

ella —la felicidad—

acaba escapándoseme de las manos como el agua que mi mano recoge de un río, o como la línea del horizonte, materia posible que siempre está ahí y mis ojos pueden ver, hasta que me aproximo y el espejismo se desvanece para reaparecer más allá, donde mis manos no alcancen.

La felicidad es un intercambio recíproco de emociones, un contrato que estableces tú con el mundo, un trueque maravilloso…

Hoy he sido feliz,

y lo que es más: quiero creer que así ha sido.

Y nadie —ni yo mismo— podrá arrebatármelo jamás.