1/6/10

AGUA

No quererte es difícil.
Más aún
si tus ojos —cuando lloran—
son capaces de fabricar agua,
si me acostumbras a verte llegar
blandiendo por bandera
el talento de domar mis miedos.
Cómo hacerlo,
si con sólo un gesto destruyes la
incierta, obstinada, lacerante
certeza del mundo,
si tus labios son el cauce
donde abreva mi esperanza
—esa maldita zorra fugitiva.
Dime: cómo hacerlo,
cómo desprender los frutos
del árbol donde crece la vida
y la calma se devana como
brisa fresca, como el manso rescoldo
de un fuego aterciopelado, sin sentirlo
ni llorarlo también.
Dime: ¿sabrás hacerlo, hallarás
las palabras precisas que arañen
la única certeza por la que aún no sangro?
Porque no quererte es difícil,
pero odiarte aún lo es mucho más
si llegas —como ahora— dispuesta
a contenerme entre tus brazos,
desarmándome las palabras
y vengándote así de ellas.
Dime…