22/7/11

método

Primero se adquiere el hábito de drogarse a menudo.
Luego uno estudia qué diablos poder hacer
con una cabeza que fermenta los segundos
como una lavadora centrifugando.
Entonces un día decides sentarte a escribir un poema.
Y luego otro. Y otro.
Y otro.
Hasta que sin darte cuenta adquieres también constancia
disciplina
y exigencia.
Y por fin un método
que científico o no
te ayuda a sentirte útil en un mundo donde las malditas piezas
nunca encajan del todo,
donde la gracia del juego de vivir está muchas veces en su trampa,
en las mentiras y los tropos que se puedan contar de él.