30/5/11

propiedad

me measte encima, en los rincones sucios de la memoria,
igual que una gata en celo marcando terreno.

Me hiciste tuyo y luego me desechaste.
Dejé —sencillamente— de serte bonito.

No te culpo por ello.
Fui yo quien mendigó tu amor como un borracho apaleado.
Fui yo quien te persiguió maullando, enseñando culo
para que tú me jodieras vivo.